Dominio energético. La conexión vital
El coaching se basa en tres aspectos clave o dominios que nos ayudan a entender al ser humano en su totalidad, el lingüístico, el corporal y el emocional. Pero, ¿sabías que hay un cuarto dominio que merece nuestra atención? Sí, Hablamos del dominio energético, que, a mi parecer, merece ser reconocido y explorado.
En el fascinante mundo de la física cuántica, se descubrió que todo lo que nos rodea está conectado a través de un campo energético unificado. Y no es solo un cuento de ciencia ficción; es una realidad que impacta nuestras vidas y nuestro modo de estar aquí en la existencia.
Este campo cuántico es la base de toda materia y energía en el universo. Según esta teoría, hasta las partículas más pequeñas están en constante interacción con este campo. Esto significa que nuestros pensamientos, emociones e intenciones también pueden influir en él. ¡Es como si cada uno de nosotros fuera parte de un enorme rompecabezas donde cada acción cuenta!
La ciencia ha avanzado mucho en la comprensión del cuerpo y las emociones, brindándonos tratamientos que mejoran tanto lo físico como lo emocional. Pero hay algo que sigue siendo un misterio para muchos, aunque no para los orientales, la energía vital que fluye dentro de nosotros y nos conecta con lo que nos rodea.
Los seres humanos somos una mezcla compleja de estos cuatro dominios. El lingüístico nos permite comunicarnos y dar sentido a nuestras experiencias; el corporal se refiere a nuestra conexión con el cuerpo y cómo este refleja nuestras emociones; y el emocional abarca nuestros sentimientos y estados de ánimo, que influyen en nuestra percepción del mundo.
El dominio energético se refiere a la capacidad de gestionar y dirigir nuestra propia energía. Todos emitimos un campo vibracional único que está influenciado por nuestras vivencias, emociones y pensamientos. Al ser conscientes de esta energía, podemos aprender a sintonizarnos con las frecuencias del campo cuántico. Esto nos permite alinearnos y manifestar en armonía con esas vibraciones, creando una conexión más profunda desde el ser.
Al integrar el dominio energético en nuestro enfoque de yoga integral para niños “método de los 4 dominios del ser” (Sofía Ed,2019), del cual soy coautora, subrayo la importancia no solo de atender nuestro cuerpo y emociones, sino también de aprender a tomar contacto con nuestra energía personal y colectiva.
Prácticas como la meditación, el yoga o simplemente conectar con la naturaleza pueden ayudarnos a sintonizarnos con este dominio ener y potenciar nuestra evolución como seres humanos.
Y ahora te estarás preguntando, si es sutil, casi un susurro del aire ¿cómo puedo observar este dominio en mi vida?
Todos tenemos una energía personal única que se refleja en nuestra actitud y presencia. Por ejemplo, cuando entras a una habitación y sientes esa «buena vibra» de alguien, eso es su energía positiva contagiándote. O cuando estás con alguien y sin razón aparente decides que no quieres volver a relacionarte con esa persona… ¡eso también es energía!
La energía de conexión vital también se intercambia en nuestras relaciones. Si pasas tiempo con alguien que siempre está negativo o cansado, es probable que termines sintiéndote igual. En cambio, estar cerca de personas motivadas y alegres puede elevar tu propia energía. Aquí aplicaría la frase, «uno va donde su vibra le lleva»
La naturaleza tiene un efecto increíble en nuestra energía. Pasar tiempo al aire libre, rodeado de árboles y plantas, puede recargarnos y revitalizarnos. ¿Alguna vez has sentido esa paz al estar en un parque o junto al mar? O cuando te quitas los zapatos y tocas la tierra… eso es la energía de la naturaleza mejorando tu estado emocional. Siente el aire fresco, escucha los sonidos de la naturaleza y permítete sentir cómo esa energía natural te envuelve.
¿Te has dado cuenta de cómo nuestra energía puede influir en nuestro entorno? Es impresionante, ¿verdad? Cada uno de nosotros emite una frecuencia energética que, de alguna manera, transforma lo que nos rodea. Actividades como el yoga o el tai chi no solo son geniales para el cuerpo; también son fantásticas para equilibrar nuestra energía interna. Practicarlas regularmente puede llenarte de vitalidad y ayudarte a reducir el estrés.
Imagina por un momento que estás absorbiendo toda esa energía positiva del entorno. Cada vez que respiras profundo, te llenas de luz y buena vibra. ¡Es una sensación increíble! También puedes repetir afirmaciones que refuercen tu bienestar energético, como «Soy una fuente de energía positiva» o «Me conecto con la energía del universo». ¡Incluso puedes crear tus propias afirmaciones!
Y no olvides agradecer. La gratitud es como la llave mágica que nos conecta con frecuencias expansivas. Incluso en esos momentos difíciles, si encontramos algo por lo que estar agradecidos, podemos cambiar nuestra percepción del entorno y aliviar la carga emocional que llevamos.
Todos tenemos la capacidad de conectar con ese campo energético de conexión vital; no es solo para “elegidos” o “maestros”. Antes era así en las enseñanzas antiguas, pero hoy tenemos acceso a tanta información. Eso no significa que ya lo sepas hacer; como todo en la vida ¡se necesita práctica! Es importante abrirnos a sentir lo sutil. Aquí no se trata de pensar demasiado; se trata de conectar con nuestras sensaciones y emociones.
En esta era de Acuario, el gran desafío es aprender a conectar más con nuestro ser que con lo que hacemos o tenemos. Cada uno tiene la responsabilidad de hacerlo por sí mismo, aunque siempre hay quienes pueden acompañarte en este camino hacia la autoconciencia.